Ruinas del castillo de Sagunto en el emplazamiento de la antigua Arse (foto por PCA (c)) |
Tras las guerras púnicas, esta plana fértil, llamada Edetania, entre la montaña y el mar, pasó a formar parte de la Hispania Citerior romana y prosperó rápidamente en tiempos de la República. Sus puertos marítimos de origen fenicio y la calzada que la atravesaba como un eje vertebrador permitieron mantener la comunicación con los pueblos vecinos (turdetanos, galos, italos...) y reforzar el tradicional poderío comercial de esta tierra. Gracias a ello, muchos poblados de origen íbero, como Edeta (Liria) o Arse (Sagunto), aun con sufrimiento y esfuerzo, lograron sobrevivir e incluso alcanzar una gran relevancia tras la ocupación romana. La misma Valentia, tras su fundación en el año 138 a.C. como una colonia militar, se convirtió pronto en una importante ciudad gracias a su estratégico asentamiento.
Pero la guerra llegó. El general Quinto Sertorio, tribuno militar destinado en la península, había desafiado a Sila cuando éste fue nombrado dictador en Roma. Muchos pueblos, los edetanos entre ellos, se pusieron del lado de Sertorio, a quien seguían como a un héroe. Y esto trajo consecuencias. Sila, investido por el Senado de poderes especiales para sofocar las rebeliones que, como ésta, se declararon en aquella época contra los invasores romanos, envió a Hispania a dos de sus comandantes más hábiles y exitosos, Metelo y Pompeyo, al mando de varias legiones romanas. Los disidentes, mejor conocedores del territorio y apoyados por la población nativa, resistieron varios años. Finalmente, Sertorio fue asesinado en la villa de Osca (Huesca) y las tropas de Pompeyo acabaron sometiendo o arrasando una a una a las poblaciones que, como Valentia, se mantuvieron leales al general rebelde.
Tramo de la calzada de acceso a la vía Augusta desde Sagunto (foto por PCA (c)) |
De uno de esos nuevos proyectos, la obra hidráulica más espectacular y arriesgada acometida en aquella época en la península, hay una historia... Será su protagonista quien os la cuente.
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